30 Apr
30Apr

Esta guía no es un diagnóstico, sino un primer paso para comenzar a entenderte con mayor compasión, reduciendo los juicios que te has impuesto y obteniendo la información que nunca te dieron, pero que siempre necesitaste.

Como terapeuta, mi compromiso más profundo es acompañarte en un proceso real de autoconocimiento, sin prisas ni presiones. Esta guía es solo una de las herramientas que puedes usar en ese camino, siempre con el objetivo de que te acerques a tu mejor versión, paso a paso.

✨ Capítulo 1: ¿Por qué actúas como actúas?Tus reacciones no son un accidente. 

Todo lo que sientes, tus vínculos, esa ansiedad, esos bloqueos emocionales que a veces no entiendes, tienen una historia. Y muchas veces, esa historia empezó en tu infancia.

Las heridas emocionales de la infancia no son algo que elegimos conscientemente. Son esas experiencias que, aunque no las veamos, han dejado una huella en la forma en que aprendiste a relacionarte con el mundo, contigo mismo y con los demás. Esas huellas, aunque invisibles, son las que a menudo guían tus decisiones y emociones hoy.Cuando nuestra autoestima y autovaloración se ven afectadas en esos primeros años, nos cuesta creer que somos suficientes o merecedores de amor y cuidado. Esas inseguridades a veces se transforman en los bloqueos que sentimos como adultos, cuando nos cuesta confiar en nosotros mismos o en los demás.No se trata de encontrar culpables. No es un juego de señalar, sino de comprender. Entender que lo que no se sana, se repite, que lo que no entendemos, se convierte en un patrón. Pero aquí está la buena noticia: lo que se comprende, lo que se ilumina, puede transformarse.La clave está en sanar esas heridas para que puedas ver lo valioso que eres, independientemente de lo que haya pasado. Solo cuando te permites entenderte, con todo lo que eres, con tus imperfecciones, es cuando puedes empezar a valorar tu auténtico ser. Lo que parecía una carga pesada, puede convertirse en una fortaleza.

🎭 Capítulo 2: Las 5 heridas emocionales y sus máscaras

Durante la infancia, cuando no recibimos lo que emocionalmente necesitábamos, aprendimos a protegernos de alguna manera. Fue en ese momento cuando nuestras máscaras emocionales comenzaron a formarse. Nos ayudaron a sobrellevar las situaciones, a adaptarnos y a sobrevivir en un entorno que, a veces, no comprendía nuestras necesidades.

Pero hoy, esas mismas máscaras que nos sirvieron para protegernos, ya no nos ayudan. De hecho, a menudo nos limitan, nos alejan de quienes realmente somos y nos impiden conectar profundamente con los demás y con nosotros mismos.Es el momento de entender que esas máscaras fueron un recurso en su momento, pero ya no necesitamos vivir tras ellas. Podemos aprender a mostrarnos tal como somos, con vulnerabilidad y autenticidad, porque lo que alguna vez fue una barrera, ahora puede convertirse en una puerta hacia una vida más plena y libre.



HeridaMáscara¿Cómo se siente?¿Cómo se comporta?
AbandonoDependienteMiedo a la soledadSe apega intensamente, busca compañía constante
RechazoHuidizoCree que no merece amorSe aísla, se exige demasiado, evita intimidad
HumillaciónMasoquistaSe avergüenza de síSe autosacrifica, se anula, se sabotea
TraiciónControladorNo confíaNecesita controlarlo todo, desconfía de otros
InjusticiaRígidoNo se permite fallarExige perfección, reprime sus emociones



🔔 Estas heridas no te definen, pero explican mucho de lo que sientes hoy.


😰 Capítulo 3: Ansiedad, pánico y heridas emocionales

La ansiedad no siempre viene del presente. Muchas veces es una alarma emocional activada por heridas que no han sido atendidas.¿Te ha pasado que sientes taquicardia, ganas de salir corriendo o un nudo en la garganta sin explicación? Eso puede ser un ataque de ansiedad. No estás exagerando. Tu cuerpo está tratando de defenderte.

🔎 La ansiedad es común en personas con heridas de abandono, rechazo o traición. Y aunque los ataques de pánico son intensos, no son peligrosos ni permanentes. Con ayuda profesional, puedes aprender a regular tu sistema emocional y recuperar tu bienestar.

👧 Capítulo 4: ¿Qué es el niño interior y cómo se sana?

Dentro de ti no solo habita un adulto funcional. También vive un niño emocional, esa versión tuya que un día necesitó contención, afecto, validación, libertad o seguridad… y no siempre lo recibió.Ese niño o niña no se fue con el tiempo.

 Solo se silenció. Aprendió a sobrevivir: a no molestar, a complacer, a no llorar, a no sentir, a adaptarse a lo que se esperaba de él.

 Y muchas veces, hoy grita a través de tu ansiedad, de tus reacciones desmedidas, de tu necesidad de control, de tu dificultad para confiar o amar libremente.Sanar al niño interior no es quedarse atado al pasado.

 Es tener el coraje de volver a mirar con compasión a esa parte tuya que aún está esperando ser vista.

 Es aprender a decirle:“No fue tu culpa. No estuviste loco. Te faltó amor, y ahora yo puedo dártelo.”Es dejar de exigir a los demás que llenen vacíos que tú, como adulto consciente, ya puedes comenzar a cuidar.Sanar al niño interior también es:

  • Soltar el perfeccionismo que nació del miedo al rechazo.
  • Perdonarte por creer que tenías que ser fuerte todo el tiempo.
  • Abrazar tu sensibilidad, porque ya no necesitas ocultarla para que te amen.
  • Validar tu historia, aunque haya dolor, sin quedarte atrapado en ella.

🌱 Cuando comienzas a sanar desde ahí, algo cambia.

 Tu mirada se suaviza. Tus vínculos se vuelven más libres. Tu ansiedad empieza a calmarse… porque ya no estás huyendo de ti, sino regresando a casa.Y sanar, aunque duela, **también es volver a casa.🌱La sanación no es un proceso lineal, pero resulta profundamente liberadora.

✍️ Capítulo 5: Ejercicio práctico – Diario emocional

Actividad sugerida: Diario de Pensamientos
Durante los próximos días, toma nota de:

  • Situaciones que te activan emocionalmente.
  • Qué pensaste en ese momento.
  • Qué sentiste en tu cuerpo.
  • Cómo reaccionaste.
  • Qué necesitabas realmente.

Este diario no es para juzgarte, sino para conocerte.“Lo que no se expresa, se somatiza. Lo que se observa, se transforma.”


✍️Capítulo 6: Ejercicio práctico de mindfulness 
La experiencia emocional: un camino hacia la conciencia y el equilibrio

Las emociones son respuestas naturales a todo lo que percibimos, tanto del entorno externo como de nuestro mundo interno. Es completamente normal sentir emociones de diferentes tipos a lo largo del día, ya que cada una cumple un propósito específico. Desde las emociones alegres y felices, hasta las más neutras y aquellas que solemos catalogar como negativas, todas tienen una razón de ser. Cada emoción nos ofrece información valiosa y es fundamental para alcanzar un equilibrio en nuestras vidas.
En todo momento, tenemos la misma opción: cerrarnos a la experiencia o abrirnos a ella. Y aquí radica la importancia de aprender a identificar lo que sentimos. 
Cuando somos conscientes de lo que está pasando en nuestro interior y entendemos cómo percibimos el mundo exterior, comenzamos a manejar nuestras emociones de manera más saludable. No siempre es necesario cambiar la experiencia ni modificar la situación que estamos viviendo. Lo más poderoso es poder detenernos, observar y permitir que la experiencia sea tal como es, sin juicio ni resistencia.

Una práctica de consciencia emocional
Para comenzar este proceso de autoconocimiento, te invito a realizar una breve práctica de mindfulness con respiración consciente. Siéntate o acuéstate en un lugar cómodo y libre de distracciones. Cierra los ojos y lleva toda tu atención a tu respiración.

Respira profundamente
Inhala lentamente por la nariz, contando hasta cuatro. Siente cómo el aire llena tu abdomen, expandiéndolo como un globo. Luego, exhala suavemente por la boca, contando nuevamente hasta cuatro. Repite este proceso varias veces, asegurándote de que tu respiración sea profunda y relajada.

Enfócate en las sensaciones:
 Ahora lleva tu atención a las sensaciones físicas de la respiración. Observa cómo el aire entra por tus fosas nasales. ¿Cómo se siente al inhalar? ¿Qué sucede cuando lo liberas? Siente el movimiento rítmico del aire que entra y sale con cada respiración. Luego, mueve tu foco de atención hacia el abdomen. Disfruta de la sensación de expansión y contracción mientras el aire fluye a través de tu cuerpo.

No necesitas cambiar nada. Solo sé consciente de cómo el aire entra y sale, y permite que la experiencia ocurra. Si en algún momento tu mente se distrae, suavemente vuelve tu atención a la respiración.

Escucha tu mente
Mientras mantienes esta atención en tu respiración, haz una pausa y escucha lo que está sucediendo en tu mente. ¿Qué pensamientos surgen? ¿De qué hablan esos pensamientos? ¿Han sido predominantes en ti emociones como la inseguridad, la duda, la tristeza o alguna forma de vulnerabilidad?

Tómate un momento para identificar una emoción negativa reciente o algo que hayas vivido que te haya causado malestar emocional. No necesitas ir muy lejos en el tiempo; puede ser un momento reciente o algo que hayas vivido en el pasado. Cuando lo identifiques, trata de observar cómo se siente esa emoción en tu cuerpo. ¿Hay alguna parte de tu cuerpo que se tense o que se sienta diferente cuando te conectas con esa emoción? Si pudieras darle una forma física a esa emoción, ¿cómo sería? ¿Grande o pequeña? ¿Fuerte o débil? Tómate el tiempo para observarla, pero no dejes que te absorba. Permítete sentirla sin que te controle.

Aceptación y calma en la experiencia
Mientras contemplas esta emoción, repite mentalmente la siguiente frase: "Todo está bien." No importa lo que estés sintiendo en este momento, puedes permitir que esa emoción esté en ti y, al mismo tiempo, seguir sintiéndote tranquilo y en paz. La clave está en aceptar la emoción sin juzgarla, sin tratar de cambiarla, y sin permitir que te defina. Solo dejando que sea parte de tu experiencia sin resistirla, puedes comenzar a soltar su poder sobre ti.Al hacerlo, verás que cada emoción, incluso las que consideras negativas, tiene un valor y una lección. A medida que practicas esta observación consciente, te harás más capaz de mantener el equilibrio emocional y la serenidad, incluso en medio de la turbulencia interna. Todo es parte del proceso de autoconocimiento y sanación.

💬 Capítulo 7: Cierre y llamado a la acción
Hoy diste un paso valiente: te detuviste a escucharte.Este acto, aunque parezca pequeño, tiene un valor terapéutico inmenso. Significa que estás dispuesto(a) a salir del piloto automático emocional y entrar en un proceso consciente de autoconocimiento, cuidado y transformación.No tienes que tenerlo todo claro ni todo resuelto.

 Tampoco necesitas “ser fuerte” todo el tiempo.

 Sanar no es lineal, ni inmediata. Requiere disposición, tiempo, paciencia… pero sobre todo, una decisión: elegirte.Esta guía es solo una brújula. Una herramienta para ayudarte a identificar patrones emocionales, comprender tus heridas y comenzar a desarrollar una mirada más compasiva hacia ti mismo(a).Desde el marco clínico, sabemos que cuando un ser humano comprende sus síntomas, sus emociones y sus historias de origen, se activa la capacidad de autorregulación emocional y cambio profundo.

 No se trata solo de “entender”, sino de procesar, resignificar y transformar lo que antes dolía y ahora puede sanarse.
🌿 La psicoterapia es el espacio donde todo esto puede suceder.

 Un lugar seguro, sin juicios, donde puedes hablar de lo que no siempre te atreves a compartir, y donde puedes sentir que no estás solo(a) enfrentando lo que duele.  Si en este proceso descubriste partes de ti que te gustaría trabajar más a fondo —si sientes que tus heridas siguen activas, que tus vínculos se repiten o que la ansiedad sigue afectando tu día a día—, te animo a buscar acompañamiento profesional.

Estoy aquí para ayudarte.
💛 Porque tu salud emocional no es un lujo, es una necesidad.

 Y tu historia no termina en tu herida… comienza cuando eliges sanarte.


 Lic. Yscania Muñoz

Psicóloga Clínica. M.A – Terapia Cognitivo Conductual

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.